¿Por qué poner una puerta automática corredera? Precio, modelos y ventajas

¿Por qué poner una puerta automática corredera? Precio, modelos y ventajas

Las puertas automáticas correderas se han vuelto muy comunes en hogares, locales y edificios residenciales por su estilo actual y facilidad de uso. Aportan confort y protección, lo que las convierte en una elección práctica y duradera. Si tienes dudas si encajan con lo que buscas, te vamos a mostrar sus tipos, beneficios y los costes aproximados que conviene valorar antes de instalarlas.

¿Por qué la puerta corredera automática es una buena opción?

Una puerta corredera automática destaca por su capacidad para optimizar el espacio disponible. A diferencia de las puertas tradicionales que necesitan abrirse hacia dentro o fuera, este tipo de puerta se desliza de manera lateral, junto al muro o la valla. Gracias a este movimiento, se aprovecha mejor el terreno y se evitan obstáculos en zonas de paso, siendo una opción práctica para accesos con poco espacio o desnivel.

También ofrece una gran practicidad. Su sistema motorizado permite abrir o cerrar sin necesidad de bajarte del vehículo, utilizando un mando a distancia, un control o una aplicación móvil. Esto facilita el acceso en días de lluvia o cuando llegas con las manos ocupadas, aportando rapidez y comodidad en el día a día.

En cuanto a protección, incorpora sensores que detienen el movimiento al detectar personas u objetos, evitando accidentes. Los motores con bloqueo interno refuerzan la seguridad, ya que impiden forzar la puerta desde fuera. Su tecnología reparte el esfuerzo de manera equilibrada, reduciendo el deterioro del mecanismo y alargando su funcionamiento por muchos años.

Tipos de puertas automáticas

En el mercado se pueden encontrar varios tipos de puertas correderas, cada una pensada para cubrir distintas funciones y adaptarse a diferentes entornos. Su elección depende del lugar donde se instalen y del uso que se les vaya a dar.

Las puertas correderas residenciales son las más habituales en hogares y casas unifamiliares. Se fabrican con materiales como acero, aluminio o una combinación de ambos. Pueden tener una o dos hojas móviles y suelen incorporar motores pequeños que proporcionan la fuerza necesaria para un uso doméstico sin dificultad.

En espacios industriales se utilizan puertas correderas industriales, más resistentes y capaces de soportar un gran peso y un alto número de aperturas diarias. Su estructura es más sólida y los motores instalados cuentan con mayor potencia, lo que les permite funcionar de forma continua sin deteriorarse fácilmente.

También existen puertas correderas autoportantes, diseñadas para funcionar sin un carril en el suelo. Estas puertas se deslizan mediante un sistema suspendido, por lo que resultan perfectas para zonas donde el terreno no permite instalar guías o donde suele acumularse suciedad, barro o nieve.

Las puertas correderas de cristal automáticas se emplean en lugares de gran afluencia como centros comerciales, hospitales o edificios de oficinas. Su principal atractivo es su aspecto moderno y su capacidad para abrirse de manera automática mediante sensores que detectan el movimiento, lo que favorece un paso fluido y cómodo para las personas que entran o salen constantemente.

Elección del motor adecuado

El motor es el corazón del sistema y debe elegirse en función del peso y la frecuencia de uso de la puerta. Un motor diseñado para una carga máxima de 400 kilos no debería utilizarse en una hoja de 600, ya que se forzaría el mecanismo y se reduciría su vida útil.

Para una vivienda unifamiliar con un uso moderado, un motor de 24 V con sistema electromecánico suele ser suficiente. En cambio, para comunidades o negocios donde la puerta se abre muchas veces al día, es preferible un motor en baño de aceite ya que soporta un uso intensivo sin sobrecalentarse.

También es importante valorar las funciones adicionales: cierre automático programable, apertura parcial para peatones, sistema de desbloqueo manual en caso de fallo eléctrico o compatibilidad con domótica. Cuantos más ajustes tenga el motor, mayor será la comodidad de uso.

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¿Cuál puede ser el precio de la puerta corredera?

El precio de una puerta corredera automática se determina por distintos elementos como el tamaño, el material, el tipo de motor, los complementos y el trabajo de instalación. Un kit motorizado básico, que incluye el motor, los mandos y la cremallera, suele encontrarse entre 200 y 400 euros. Los sistemas de mayor potencia, con más prestaciones, rondan entre 600 y 1.000 euros, y si la puerta es muy grande o se usará con frecuencia, el precio puede superar los 1.200 euros.

Cuando se compra la puerta ya automatizada, el rango de precios varía entre 900 y 2.500 euros, dependiendo del acabado y el diseño. Las fabricadas en acero galvanizado o aluminio lacado tienen un coste medio, mientras que las de estilo decorativo o con detalles personalizados son más caras.

A esto se suma el servicio de instalación profesional, que puede costar entre 200 y 800 euros, según la dificultad del montaje. Es recomendable mantener el sistema limpio y revisar sensores y engranajes para evitar fallos y prolongar su vida útil.

Instalación y mantenimiento

La colocación de una puerta automática corredera requiere la intervención de un técnico especializado. Durante el proceso se instalan los raíles, se ajustan los topes, se configura la unidad de control del motor y se revisa el funcionamiento de los sensores. Si el montaje se realiza sin la preparación adecuada, pueden generarse fallos mecánicos o riesgos que comprometan la seguridad.

El cuidado de este tipo de puerta incluye revisiones periódicas, ya sea una o dos veces al año, según la frecuencia de uso. Es importante mantener limpia la guía inferior, retirar residuos acumulados, revisar la posición de la hoja y comprobar que los mecanismos de protección responden correctamente. Este tipo de mantenimiento preventivo ayuda a evitar atascos y prolonga la durabilidad del sistema.

También conviene verificar el funcionamiento del sistema de emergencia y de los mandos a distancia. Ante cualquier ruido inusual o movimiento irregular, lo más sensato es solicitar la intervención de un especialista.

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